domingo, 23 de septiembre de 2012

"MI HIJO NO QUIERE IR AL COLEGIO"



Ocurre con más frecuencia de lo que parece. Los niños se muestran hostiles, lloran, patalean...y si son mayorcitos un día les duele la cabeza, otro día la tripa, no se encuentran bien y hay que llamar desde el colegio a casa para que vengan a buscarlo... Los padres, y a veces los profesores también, no saben si realmente se encuentra mal o es que no quiere ir al colegio por algún motivo.Y las mañanas se convierten en un  auténtico tormento.
En niños muy pequeños es normal que los primeros días sientan una cierta ansiedad. Hay que tener en cuenta que se enfrentan a algo desconocido para ellos, que deben alejarse del mundo tranquilo y seguro de casa, al lado de mamá y enfrentarse a los problemas del mundo exterior, del cual todavía no saben gran cosa. En estos casos  hay que darles tiempo para que se adapten, rodearles de cariño y ayudarles a que poco a poco vayan ganando seguridad en ellos mismos. Con el tiempo y la madurez del niño es muy probable que el problema desaparezca.
Sin embargo, hay casos en que no ocurre así, y los niños llegan a los 8 o 10 años y todo son excusas para no ir a clase. ¿Qué se puede hacer entonces?


  • Descubrir los motivos de esa actitud.
En un clima abierto y de confianza debemos tener una conversación con el niño /a y animarle a que cuente qué es lo que le produce el rechazo al colegio. Puede ser que no comprende bien la tarea, problemas con los demás niños, miedo a abandonar la casa y su seguridad...También sería muy útil hablar del tema con los hermanos, algunas veces los hermanos mayores están más al corriente de lo que les pasa a los pequeños que los propios padres, y por supuesto hay que hablar de ello también a los profesores, pues son una pieza clave que puede ayudar mucho.
  • Marcar los criterios que se deben seguir para no ir al colegio
Por ejemplo, tener fiebre o tener que ir a la consulta del médico. Si se queja de que le duele mucho algo y después el dolor desaparece una vez que se ha quedado en casa, hay que tratarlo como si estuviera realmente enfermo y no ofrecerle en todo el día ni juegos ni diversión. Tendrá que estar en la cama y sin recibir a los amigos.
  • Dialogar sobre la escuela con frecuencia
Se puede hablar de los acontecimientos especiales que se celebran allí y de lo bien que lo puede pasar con los amigos y los preparativos. Animarle a que cuente cuales son sus preferencias, cómo son sus profesores, qué es lo que le gusta, anécdotas que pasan a veces.Fomentar las relaciones sociales con sus compañeros. Sus amigoss pueden venir a casa, animarles a que les llamen por teléfono, a que salgan a jugar al parque, a ir al cine ( en el caso de los mayorcitos)

  • Reforzar positivamente la asistencia a clase
Hay que elogiar cada paso, desde el momento en que se prepara hasta el tiempo que permanece dentro. Ofrecerle su plato favorito de comida, recompersarle jugando con él a algo que le guste mucho, hacer alguna  salida especial...Al principio las recompensas tienen que ser más frecuentes y con cada pasito que se dé, después, cuando ir al colegio se vaya convirtiendo en un hábito, se irán espaciando.
  • Consultar con el médico a algún especialista
Puede ocurrir, en casos excepcionales, que la fobia al colegio sea algo realmente complicado y preocupante, y que ninguna de las pautas de más arriba nos sirvan, entonces debemos acudir al médico o a algún especialista para que nos ayude a solucionar el problema.

Lo normal es que con estas sencillas orientaciones y estableciendo una buena comunicación con la escuela y los maestros, este pequeño problema quede solucionado. Hay que darles tiempo y comprender que para todos los niños no resulta igual de sencillo relacionarse con los demás y enfrentarse a un mundo desconocido También nos ocurre a los adultos.

DÍA DEL DOCENTE

Celebramos el Día Mundial del Docente en  EL BAÚL DE RITA . Pásate a verlo.