domingo, 9 de septiembre de 2012

LOS RENGLONES DE LA MEMORIA 17ª PARTE

31 de mayo
Es el último día que hago las tareas de casa. Echaré de menos el no tener que fregar, ni regar la huerta, ni ir a por agua todas las mañanas, ni estar al cuidado de mis hermanitos. Si, lo echaré de menos. A partir de mañana mi vida dará un cambio importante y espero que sea para bien.Solo con esa esperanza mis padres me llevan a la Casa Grande, y por eso yo ya no estoy triste, sino con una ilusión muy grande de pensar que, con lo que gane ayudaré a mi familia y tendré la oportunidad de mejorar mi situación, de vivir un poquito mejor y dejar de pasar estrecheces. Espero empezar con buen pie y que todo vaya bien. Se lo pediré a la Virgencita y que ella nos ayude a todos.

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Aquí terminó el diario. Elena lo cerró con cuidado y quedó con la mirada perdida en el infinito, intentando buscar en el archivo de su memoria lo que pasó después. Y si, recordó que la abuela le habló algunas veces de la Casa Grande y de lo amigas que llegaron a ser Esther y ella. La señora le tomó un cariño especial y la trató más como compañera de su hija que como sirvienta. Gracias a ella pudo rescatar un pedacito de su infancia y salir de la pobreza en la que vivía entonces.
Dió clases con Esther y aprendió lo mismo que ella. Le habló de Mercedes y Adela, y la niña inválida, deseosa de tener amigas, las invitó a que fueran al jardín de su casa. Así trascurrieron cinco años hermosos en la vida de la abuelita María. Cinco años que quedaron grabados para siempre en sus recuerdos.
Después la familia de don Venancio se trasladó a vivir lejos, y la abuela convertida ya en jovencita, marchó a la capital donde se colocó de niñera en casa de unos señores. Le hubiera gustado seguir estudiando y hacer carrera de maestra, pero no pudo. Eran tiempos difíciles y su sueldo no alcanzaba. Aprendió el oficio de modista, y cuando estaba montando su pequeño taller, conoció al que sería el hombre de su vida, el abuelo Sebastián. Con él se casó y tuvo dos hijos.
Muchos años después nació Elena. Una muchacha tranquila y silenciosa, que se sentaba en las rodillas de la abuela esperando que le contara historias de antes. Fue la primera de la familia que hizo carrera universitaria y la abuela lloró el día de la graduación.
Si, Elena recordó esto y muchas cosas más, y de repente una idea se le cruzó en la cabeza. Se le iluminaron los ojos y dejó de estar triste. ¿cómo no lo había pensado antes? Publicaría el diario de la abuela. Así cada vez que alguien lo leyera, la pequeña María, su mundo y toda su generación, volverían a vivir en el recuerdo y la mente de todos sus lectores.
Y así es como esta historia que tienes entre las manos ha llegado a tí, para que seas tú quien las recoja y que estas vivencias de nuestros abuelos no se olviden nunca.

Texto registrado
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Y con esto terminamos el relato, queridos amigos y seguidores que habéis tenido la paciencia de estar leyendo hasta el final. El verano se acaba y con ello empezamos una nueva etapa. Ahora hay que volver al trabajo, a las clases, los horarios, los niños...a retomar obligaciones y responsabilidades. En este blog volverán a aparecer experiencias pedagógicas, orientaciones, guías, recursos...y también, cómo no, cuentos y otras historias. De modo que aquellos que decían que les daba pena que se terminara el relato, no tienen por qué temer porque es necesario que acabe uno para dar paso al siguiente. Muchas gracias a todos, y ya sabéis que aquí estoy siempre, publicando para vosotros.

                                               ¡¡¡¡¡GRACIAS!!!

DÍA DEL DOCENTE

Celebramos el Día Mundial del Docente en  EL BAÚL DE RITA . Pásate a verlo.