El otoño, la paz, los abuelos, el docente, la solidaridad....¡todo tiene su día! Y el de los animales también, es el 4 de octubre. El tema es muy motivador y muy atractivo para trabajarlo en clase. ¿ A qué niño no le gustan, o por lo menos se siente atraído, por los perros, los gatos, los conejitos...? En mi clase he recibido la visita de muchos de ellos ( cobayas, hamster, cachorrillos de perro y gato, tortugas...), y todos sintieron una enorme curiosidad, todos los querían coger y tocar. He tenido alumnos con trastornos serios que realizaban una terapia con caballos y les iba muy bien. Y hasta las puertas del colegio ha llegado algún gatito perdido y sin hogar al que hemos dado refugio temporalmente y le hemos sentido como algo nuestro.
En la clase de ciencias se estudian los animales ¡qué duda cabe!, pero se hace de una manera científica, atendiendo a su fisiología, grupo, clase a la que pertenecen...también se trata de inculcar el respeto hacia la especie animal y la Naturaleza en general, pero esta vez y con motivo de este día nos podemos centrar en el amor y el cariño sin más.
¿Y por qué amar a los animales?
La Madre Teresa de Calcuta nos lo cuenta
¿Por qué amar a los animales?
Porque lo dan todo, sin pedir nada.
Porque ante el poder del hombre que cuenta con armas...son indefensos.
Porque son eternos niños, porque no saben de odios...ni guerras.
Porque no conocen el dinero y se conforman solo con un techo donde guarecerse del frío.
Porque se dan a entender sin palabras, porque su mirada es pura como su alma.
Porque no saben de envidia ni rencores, porque el perdón es algo natural en ellos.
Porque saben amar con lealtad y fidelidad.
Porque dan vida sin tener que ir a una lujosa clínica.
Porque no compran amor, simplemente lo esperan y porque son nuestros compañeros, eternos amigos que nunca traicionan.
Y porque están vivos.
Por esto y mil cosas más...merecen nuestro amor...!
Si aprendemos a amarlos como lo merecen...estaremos más cerca de Dios.
¿Y qué podemos hacer en el cole este día?
El año pasado, siguiendo el blog MI SALA AMARILLA, de mi querida amiga Sandra Luz hice en la clase un desfile de mascotas. Lo dispusimos todo apartando mesas y sillas y dejando una especie de pasarela como en los desfiles de moda. Los niños se sentaron a los lados, y ante la imposibilidad de traer cada uno a su mascota ( pues muchas eran grandes, no estaban enjauladas, y podían presentar problemas...)trajeron una foto, pasaron con ella por la pasarela y después contaban cómo se llamaba, los años que tenía, los cuidados, lo que más le gustaba...Al final hicimos un mural con todas las fotos y nos acompañó durante todo el curso.
La experiencia resultó interesante y es posible que la repita este año, pues tengo otros alumnos nuevos y estoy segura de que les va a encantar.
Pero también se pueden hacer otras muchas cosas:
- Confección de caretas
- Audición de cuentos, poesías, adivinanzas
- Dibujos
- Recibir la visita de alguna persona mayor que trabaje con animales, granjero, pastor, adiestrador canino, veterinario, algún abuelito que sepa del tema....
- Y muchas cosas más que se pueden ocurrir
Y por último deciros que yo también tengo mi propia mascota, el día 10 de octubre cumplirá 12 añitos. Llegó a casa el 18 de diciembre de 2002 y se convirtió desde el primer momento en el nuevo miembro familiar.
SANDY
Sandy es pequeña, de color negro con las patitas de fuego, tan
suave y calentita que da gusto abrazarla.
Cuando llegó a casa era nerviosa y traviesa, se comía las
paredes, los muebles...hasta el cable de la televisión.
Los años la hicieron
más tranquila, pero sin perder su alegría y su aspecto infantil y juguetón.
En invierno le gusta tumbarse cerca del radiador al calorcito
de la calefacción. Siempre cerquita de
mí mientras trabajo.
En verano busca el fresquito del suelo, de las corrientes de
aire y los lugares sombríos del jardín.
Le gusta mucho beber leche fresca y comer queso tierno, jugar
con su pelota y recibir a las visitas en casa.
Cuando me ausento, espera siempre mi vuelta en la ventana y me
recibe con la mejor de sus sonrisas.
A la caída de la tarde salimos de paseo, y los niños con los
que nos cruzamos quieren tocarla
todos...¡Es tan blandita y tierna!
Es todo un personaje de
carne y hueso, que se ha instalado en mi corazón.