viernes, 7 de noviembre de 2014

¿POR QUÉ PIERDEN LOS NIÑOS EL INTERÉS POR LA ESCUELA?


Hace tiempo que no escribo en el blog, la ley me tiene entretenida el tiempo del trabajo y el que tendría que ser tiempo libre. Nuevas programaciones, nuevos modelos, nuevos libros de texto, otras propuestas curriculares, metodología...en fin, un montón de cosas que apenas nos dejan tiempo para respirar y para pensar en lo que debe ser lo realmente importante en educación: el niño.

Todo se hace para él pero sin tenerle en cuenta en absoluto. ¿Hemos hablado en algún momento de sus intereses? ¿Hemos partido de sus inquietudes, de sus juegos, de sus preguntas para, a partir de ellas, crear nuevos aprendizajes? ¿ Alguien cree que a un niño de 8 o 9 años le puede interesar saber qué es una fracción decimal o las estructuras sintácticas que aparecen en las oraciones?

En los dos meses que llevamos de curso, con los libros de texto nuevecitos en mis manos, adaptados  a la última ley, hablando de innovación educativa, de Inteligencias Múltiples, de Aprendizaje Cooperativo y de Proyectos...veo que hemos avanzado poco, porque siguen estando llenos hasta no poder más de contenidos y más contenidos. Con un tiempo establecido para meterlos en la cabeza de los niños, a la carrera y sin asimilar muchas veces, sin que puedan comprobar su avance y disfrutar de ello .Me recuerda el trabajo en serie de las fábricas cuando, por la cinta, van pasando las cajas que se llenan de contenido, y se cierran para dar paso a otra y otra....Así, el niño que es despierto o está algo más maduro, llega, al que le cuesta un poco más suda tinta, ¡pobre hijo mío!, para alcanzar el suficiente en el mejor de los casos. Crece el aburrimiento en ellos, el descuelgue, y  no sólo eso, también la desmotivación del profesor  que tiene que ir a la carrera, contra reloj para terminar el curso dándolo todo, y dejándose en el camino sus ilusiones.
Ante este panorama ¿ cómo no van a perder los niños las ganas de aprender? Precisamente ellos que son curiosos por naturaleza deben tener derecho a hacer todas las preguntas que les inquieten, y a partir de ellas ir a otras, despertando su curiosidad por conocer el mundo que les rodea, descubriendo sin necesidad de presiones, cada uno a su ritmo, sin homogeneizar, sin estar pendientes de notas ni evaluaciones ni tener que aprender las cosas en un tiempo establecido.

Varias son las leyes educativas que he conocido en mi vida profesional ,y en poco se diferencian unas de otras, en este aspecto que estamos hablando. Todas han salido de arriba y sin tener en cuenta, como base real, a los dos únicos protagonistas de todo proceso educativo: el alumno y el  maestro. Y si la educación en este país todavía se mantiene en pie es gracias a este último. Al humilde y pobre maestro que trabaja siempre pensando en el bien de su alumno, sin conocer horarios.

Por lo que a mí respecta, ya he tenido dos meses de contacto con lo nuevo, un tiempo más que suficiente para reflexionar y decidir que, en mis clases, los niños tienen que seguir siendo felices, y no vamos a estar bajo la presión de ningún libro de texto que nos marque el camino y nos agobie con mil y una actividades y propuestas. Haremos lo que se nos pide en la ley, claro que sí, pero con sensatez y sobre todo, sobre todo, con corazón.

Desde hace unos días, los últimos cinco o diez minutos de clase, antes de que se vayan a casa, les hago reflexionar y les pregunto: " ¿Qué hemos aprendido hoy?" Muy poquitos me hablan de los contenidos establecidos en el currículo, la mayoría da más importancia al respeto a los demás, al diálogo, la colaboración, el trabajo juntos, el esfuerzo...¿Hay algo más valioso que eso?

DÍA DEL DOCENTE

Celebramos el Día Mundial del Docente en  EL BAÚL DE RITA . Pásate a verlo.