Tradicionalmente se ha considerado a las matemáticas una materia difícil y complicada. El razonamiento es una de las cosas que más cuesta a los niños, pero si desde pequeñitos les acostumbramos a pensar, dándoles las oportunidades necesarias, llegarán a dominar la lógica más facilmente y los enrevesados problemas no tendrán misterio para ellos. Es hora ya de derribar mitos y de aportar un poco de creatividad a las matemáticas, que no tienen porqué ser pesadas ni un rollo.Vamos a ver cómo lo hacemos.
Para resolver problemas
Lo primero es tratar de que los alumnos estén relajados y darles un poco de confianza diciendo que es algo fácil con lo que se van a divertir. Se les puede empezar hablando de una situación cotidiana que tenga relación con el problema para ponerlos en situación.Después leemos el enunciado despacio, desmenuzándolo. Intentamos que lo visualicen como si se tratara de una película, podemos también dramatizarlo con los niños, hacer la escena como si fuera real. No pasaremos a las operaciones hasta que no estemos seguros de que se ha comprendido. En esta primera fase no debemos tener prisa porque si el niño lo comprende bien será capaz de trasferir la situación a muchas otras de su vida cotidiana. Esta primera parte es la más importante, si se hace bien las demás saldrán casi solas porque una vez que lo comprendan ellos mismos verán la necesidad de hacer una operación u otra.
Otra manera de llegar a la comprensión de un problema es dictarles el enunciado y que ellos lo vayan dibujando por escenas, como si se tratar de un cómic, para después interpretarlo oralmente, así nos daremos cuenta de quien lo ha entendido y quien no. Al pasar a las operaciones pondremos la operación que corresponda a cada viñeta debajo de la misma.
Otra técnica que puede resultar eficaz es la de darles la operación y que ellos inventen el enunciado, o darles una imagen y que inventen el problema.
Para enseñar las operaciones
Debemos empezar siempre trabajando con objetos que ellos puedan manipular, que puedan ver y no sea algo tan abstracto como poner los números en la pizarra. Podemos utilizar garbanzos, lapiceros, canicas...Cada conjunto lo podemos rodear con una lana o una tira de plastilina, después al realizar la suma abrimos la lana y lo unimos todo. Con la resta podemos actuar de la misma manera, incluso con lanas o plastilinas de diferentes colores. Para la multiplicación debemos hacer previamente muchas sumas abreviadas y luego que sientan la necesidad de buscar un camino más corto para solucionarlas. Las divisiones y las fracciones las podemos trabajar con papel, con plastilina, con garbanzos...aportando también ideas de nuestra propia creatividad. Los números e incluso las operaciones se pueden modelar con plastilina, así trabajamos las imágenes mentales, la tercera dimensión, y los niños podrán tocar los números, los signos...
Para las figuras geométricas
Siempre utilizaremos objetos del entorno para presentarlas, luego se pueden trabajar con plastilina, con papel, haciendo composiciones... por ejemplo, una naranja ( figura circular) puede ser la cabeza de un muñeco, en cuaderno ( rectángulo) el cuerpo, unos macarrones ( el cilindro) los brazos y las piernas... Aquí la variedad de actividades que se pueden hacer es amplísima.
Para los niños mayores podemos trabajar con juegos como el Tamgram o el Lego, con piezas desmontables. Y si disponemos de ordenadores podemos crear con ellos situaciones irreales, como por ejemplo, simular una compra en el mercado en donde tengan que manejar operaciones, cantidades, dinero...
Si observamos detenidamente nos daremos cuenta que en todas estas actividades estamos desarrollando el pensamiento divergente, la originalidad, la fluidez de ideas, a la vez que se trabajan el razonamiento, las operaciones, los conceptos...y todo ello de una manera atractiva. Ya veis que las matemáticas no tienen porqué ser un rollo.
