El ser humano necesita tener amigos, todos somos sociables por naturaleza, necesitamos pertenecer a un grupo con el que identificarnos y aprender, sin embargo la habilidad necesaria para relacionarnos con los demás no se da por igual en todas las personas y eso acarrea muchísimos problemas de inadaptación.
Centrándonos en los niños, que son los que nos interesan en este momento., vemos que los hay que cuentan con un círculo de amistades bastante amplio y que vayan donde vayan en seguida entablan relación para jugar. Sin embargo, otros aparecen más solitarios. Les gustaría hacer relaciones pero no saben de qué manera, no saben cómo actuar o no encuentran las palabras adecuadas, y a menudo se sienten marginados y excluidos por sus propios compañeros, sencillamente porque no saben abrirse.
Los padres y también los profesores miramos con angustia a estos niños que muchas veces aparecen apartados y excluidos.
Para solucionar este problema lo primero que tenemos que hacer es ver la causa de ese aislamiento, si se trata de un niño excesivamente sensible, si es dominante y agresivo, si carece de tacto social, si es reticente a relacionarse con los demás porque se siente a gusto solo...
Una vez vista la causa podemos empezar a trabajar con el problema
- Preparar el camino. Los padres pueden planear encuentros con otras familias que le den la oportunidad de sociabilizarse. Evitar el ponerle etiquetas, diciendo de él que es tímido, solitario o poco amistoso pues así lo único que hacemos es promover este tipo de comportamiento, y nunca debemos ponerle en aprietos delante de los demás.
- Hablar con el niño. Dialogar y reflexionar con él sobre la amistad,las cualidades que debe tener un buen amigo, Las cosas que puede hacer para entablar conversación, las diferentes clases de amigos que hay ( de juegos, de estudio, los del barrio, los íntimos...)
- Establecer las amistades que le gustaría tener. Hablar con él sobre los niños que le gustaría que fueran sus amigos y estudiar la manera de acercarse a ellos y entablar una relación
- Predicar con el ejemplo. Los niños imitan lo que ven. Si ven que nosotros tenemos una actitud abierta con los demás, ellos intentarán tenerla también. Ellos intentarán parecerse, sobre todo, a sus padres en la forma de saludar a las personas, de hablar por teléfono, de recibir a las visitas, de hablar con los vecinos...
- Enseñarle habilidades sociales.Explicarle cómo puede iniciar una conversación,de qué manera puede hacerse agradable a los demás...y después proporcionarle situaciones para practicar pero sin forzarle. Por ejemplo, invitando a un grupo de amigos a merendar en casa, animarle a llamar por teléfono a alguien conocido para jugar en el parque, para pasar la noche en casa..
- Elogiar las respuestas positivas. Ofrecerle palabras de admiración por los pequeños logros, proporcionarle seguridad...
En definitiva estas son algunas ideas que se pueden poner en marcha, aunque, en cualquier caso, los padres son los que mejor conocen a sus hijos y pueden saber qué es lo que necesita y en qué aspecto hay que ayudarle.
